El término interactividad se vincula con la participación activa de los integrantes o miembros de una comunidad dentro de un entorno virtual.
Puede definirse como la posibilidad de articular la información de manera no lineal o hipertextual.
Así, la interactividad consiste en ofrecer al usuario los suficientes caminos para que exista navegación, pero al mismo tiempo limitarlo para que la misma sea eficaz.
Podemos decir que la interactividad es una de las principales características de Internet, y que se presenta como un factor fundamental en la comunicación e intercambio entre sujetos más allá del espacio y el tiempo.
Los entornos virtuales se caracterizan por la interactividad, la comunicación, la colaboración y las actividades a desarrollar. De esta manera, el aula como único espacio de acción educativa comienza a convivir con estos nuevos espacios, provocando cambios en los distintos niveles involucrados: los roles del profesor y el alumno, los materiales de soporte y las actividades del estudiante (Adell, 1997).
Considerando entonces este enfoque educativo, podemos definir la interactividad desde cuatro
tipos de interacción en un ambiente de aprendizaje mediado por tecnología:
En los entornos virtuales el espacio y el tiempo de interacción pueden considerarse una construcción social. Las interacciones entre estudiantes y docente son fundamentales para garantizar una distribución de la información pero en particular el proceso participativo que considere una comprensión recíproca para la creación de conocimiento.
Si bien es cierto que los avances tecnológicos posibilitan generar materiales interactivos e implementar diferentes modalidades de comunicación, es importante recordar que las herramientas de comunicación no logran establecer la interactividad por sí solas. La tecnología permite llevar a cabo procesos de enseñanza ricos, ya que en los entornos virtuales es posible proponer discusiones, intercambiar información, desarrollar trabajos colaborativos, plantear situaciones propias de la metodología para la resolución de situaciones problemáticas, etc. Pero esto depende de las propuestas que realice el docente o tutor dentro del entorno virtual, y no de la tecnología como tal.
Podemos sintetizar entonces, “… la cuestión estriba en la capacidad que tengamos los docentes y las instituciones educativas para poner estas tecnologías al servicio de los procesos de enseñanza y aprendizaje” (Polanco, 2002: 6).
Dejo una pregunta como cierre y apertura para continuar este tema en otro post: ¿Cómo llevar adelante una “buena” interactividad?
Puede definirse como la posibilidad de articular la información de manera no lineal o hipertextual.
Así, la interactividad consiste en ofrecer al usuario los suficientes caminos para que exista navegación, pero al mismo tiempo limitarlo para que la misma sea eficaz.
Podemos decir que la interactividad es una de las principales características de Internet, y que se presenta como un factor fundamental en la comunicación e intercambio entre sujetos más allá del espacio y el tiempo.
Los entornos virtuales se caracterizan por la interactividad, la comunicación, la colaboración y las actividades a desarrollar. De esta manera, el aula como único espacio de acción educativa comienza a convivir con estos nuevos espacios, provocando cambios en los distintos niveles involucrados: los roles del profesor y el alumno, los materiales de soporte y las actividades del estudiante (Adell, 1997).
Considerando entonces este enfoque educativo, podemos definir la interactividad desde cuatro
tipos de interacción en un ambiente de aprendizaje mediado por tecnología:
- Interacciones estudiante - entorno, esto es cómo se maneja en un entorno virtual, es decir, si encuentra fácilmente la información y si puede hacer uso de las herramientas de comunicación y de los distintos espacios y secciones.
- Interacciones estudiante – contenidos, es necesario hacer foco en la forma de presentación de los contenidos de manera que los estudiantes puedan abordarlos siguiendo un hilo argumental y fundamentado.
- Interacciones estudiante – docente, se deben contemplar distintas formas de contacto entre ambas partes, y en particular estipular orientaciones y pautas desde el docente para el desarrollo de las competencias esperadas.
- Interacciones estudiante – estudiante, de manera de estimular las interacciones horizontales para que los estudiantes puedan percibir que están participando en un entorno o aula virtual.
En los entornos virtuales el espacio y el tiempo de interacción pueden considerarse una construcción social. Las interacciones entre estudiantes y docente son fundamentales para garantizar una distribución de la información pero en particular el proceso participativo que considere una comprensión recíproca para la creación de conocimiento.
Si bien es cierto que los avances tecnológicos posibilitan generar materiales interactivos e implementar diferentes modalidades de comunicación, es importante recordar que las herramientas de comunicación no logran establecer la interactividad por sí solas. La tecnología permite llevar a cabo procesos de enseñanza ricos, ya que en los entornos virtuales es posible proponer discusiones, intercambiar información, desarrollar trabajos colaborativos, plantear situaciones propias de la metodología para la resolución de situaciones problemáticas, etc. Pero esto depende de las propuestas que realice el docente o tutor dentro del entorno virtual, y no de la tecnología como tal.
Podemos sintetizar entonces, “… la cuestión estriba en la capacidad que tengamos los docentes y las instituciones educativas para poner estas tecnologías al servicio de los procesos de enseñanza y aprendizaje” (Polanco, 2002: 6).
Dejo una pregunta como cierre y apertura para continuar este tema en otro post: ¿Cómo llevar adelante una “buena” interactividad?