viernes, 26 de julio de 2013

Interacción y comunicación en entornos virtuales: ¿está cambiando?

Los entornos virtuales del siglo XXI promueven nuevas competencias comunicativas entre estudiantes y docentes. Así, entre las posibilidades que hoy nos ofrecen los entornos virtuales, podemos mencionar la de experimentar una comunicación cada vez más bidireccional, con la posibilidad de trabajar colaborativamente gracias a la incorporación de servicios y recursos que nos ofrece la Web 2.0 .

Chan (2000) plantea que las competencias comunicativas necesarias para la educación a distancia son la expresión, la capacidad de escucha y la interpretación, pues implican el esfuerzo por darse a entender y por comprender al otro, en la complejidad y profundidad que ambas acciones implican.
Podemos inferir entonces que las competencias comunicativas no se reducen al manejo instrumental del lenguaje y tampoco de las tecnologías, sino a conceptos integrales que abarcan el conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que permiten realizar una función específica.

En situaciones de enseñanza presencial, intervienen múltiples mediadores del conocimiento, tales como la tiza, el pizarrón, los manuales, libros, etc.; en tanto en una instancia no presencial, el entorno se desmaterializa y pasa a ser una representación, un soporte para la comunicación: la virtualidad posibilita estar con otros aunque no estén.

Nos preguntarnos entonces:

¿Qué nuevo tipo de interacción permite a los individuos ser parte de un mismo espacio y vincularse allí con personas, lugares y objetos a la distancia? ¿Cómo hacer para relacionarse sólo con representaciones ya no dotadas de características “palpables”? (Halaban, 2010: 63).

Hoy, es posible decir que nuestros estudiantes valoran aspectos que hacen referencia a la capacidad de incentivar y propiciar la comunicación, es decir, acciones y competencias que implican funciones sociales orientadoras por sobre pedagógicas o académicas.

De la experiencia, es posible afirmar que la mayoría de nuestros estudiantes valoran en un grado importante para el aprendizaje aspectos que se relacionan a la motivación y a la forma en que se realiza la comunicación.

Es cierto que espacios sociales distintos implican también tipos diferentes de mensajes. Por ello, los intercambios comunicativos implican usos lingüísticos que deben ajustarse en cada caso, ya que, a pesar de ser virtuales no dejan de ser espacios sociales, y por lo tanto, la producción discursiva de cada participantes estará condicionada por los roles, sentidos y contextos de la situación comunicativa en cuestión.

Estar físicamente juntos en un aula posibilita intervenir con opiniones, comentarios, réplicas, argumentaciones sobre el contenido ¿Cómo se logra entonces la participación efectiva en una modalidad virtual?
La participación se logra a través de espacios de debate, sea leyendo y/o escribiendo. “Escribir” sería el equivalente de hablar en una clase presencial, en tanto “leer” lo sería para con la actividad de escuchar (Halaban, 2010:80).

Ser parte activa en estos espacios y redes digitales requiere de un esfuerzo adicional en relación a las tareas en las instancias presenciales, sin embargo, también es una realidad que estar en red, es estar conectado a nuevas oportunidades de aprendizaje, sean formales o informales.

También es cierto que es necesario el feedback continuo tanto individual y grupal por parte del profesor. Los estudiantes necesitan orientación para el mejor uso de los recursos, como el foro. También esperan recibir respuestas de aquellos que publican desde el punto de vista de contenido.

La utilización de foros permite fomentar relaciones entre los participantes, incrementar la dinámica grupal, como también resolver problemas compartidos. Si bien el foro, por sus potenciales características de interacción parece ser un espacio relevante en una modalidad virtual, ¿es realmente reconocida por los estudiantes como una  herramienta potente para propiciar la comunicación y el aprendizaje? 

Me quedo reflexionando en esta pregunta, con una primera visión que me viene a la mente, cuando leo los resultados obtenidos de los MOOC que comienzan a conocerse, donde las interacciones que se evidencian en los foros representan muy bajos porcentajes.

Las interacciones y relaciones sociales no pueden omitirse en un modelo de aprendizaje virtual, y sin dudas condicionan también el aprendizaje pero... ¿qué herramientas serían las más adecuadas para ello? 




Referencias:

Chan Nuñez, E. (2000). Entre la tecnofobia y la tecnofilia: el desafío de una comunicación educativa.Revista La Tarea: Nuevas tecnologías en educación. Nro. 12 Publicado en http://www.latarea.com.mx/indices/indice12.html

Halaban, P. (2010). La comunicación virtual en la educación a distancia. Ediciones Ciccus. Argentina

jueves, 18 de julio de 2013

Aprender y enseñar en la Red

Las tecnologías constituyen un entorno en el que hoy se producen muchas de las interacciones que son la base del aprendizaje permanente de las personas.

Aprendemos a diario y en contextos diversos de numerosas fuentes y de múltiples formas, fundamentalmente de identificar conexiones, ideas, recursos, personas con las que podemos profundizar sobre determinados temas. Podemos decir entonces que aprender es también una actividad social.


Ahora, ¿qué entendemos por formación virtual o en red?
Es la formación en modalidad a distancia que utiliza “la red” como medio tecnológico para la distribución de la información, como así también posibilita la comunicación entre alumnos y profesores a través de diferentes herramientas tanto sincrónicas como asincrónicas.
Siguiendo a Cabero (2006), entre las características más significativas de la formación en red, podemos mencionar: 
  • Conexión profesor-alumno separados por el tiempo y el espacio.
  • Aprendizaje flexible y muy apoyado en tutorías.
  • Utilización de diferentes herramientas de comunicación (foros, comunidades y redes de aprendizaje, blogs, mensajería instantánea).
  • Combinación de diferentes materiales (multimediales, hipertextuales, visuales, etc.).
Sin embargo, hoy existen diversidad de herramientas, fuentes de información, conexiones y actividades que cada uno de nosotros utilizamos de forma asidua para aprender, y que también nos permiten establecer relaciones y conexiones con redes de personas, más allá del espacio "aula tradicional".
Nos formamos, aprendemos en modelos más centrados en la interacción o entramado entre usuario - tecnología pero también entre usuario - usuario, que nos permiten crear nuestro propio entorno de aprendizaje.

Nuevos modelos de aprendizaje mediados por tecnología, aprendizajes emergentes, sin dudas modifican el rol del docente, y por ende la enseñanza, colocando también al docente en un rol de "aprendiz permanente". 


Desde este lugar, se hace necesario comenzar a trabajar el concepto de PLE o APA (como queramos llamarlo) 
cuando nos referimos a la formación virtual o en red. 

Deteniéndome en el documento que comparto, escrito hace un poco más de tres años, cuando el aprendizaje en red todavía no jugaba un papel relevante, ameritaría algunas actualizaciones  :)