El potencial transformador de las TIC está siendo cada vez
más evidente, no sólo porque constituye una herramienta sino porque genera
nuevos modelos de aprendizaje y de enseñanza.
Esta noción de “en cualquier momento y en cualquier lugar”,
característica propia del la ubicuidad, es posible ampliarla si incluimos a
las personas, como sujetos potenciales de experimentar el aprendizaje y
compartir conocimiento. Así, gracias al desarrollo de los dispositivos
digitales, el aprendizaje ubicuo se convierte en un imperativo social.
El aprendizaje ubicuo representa un nuevo paradigma
educativo que es posible gracias a la tecnología disponible y a los nuevos
medios digitales.
Las tecnologías cambian nuestra forma de actuar y también de
pensar, nos proporcionan nuevos espacios de aprendizaje informal y no formal
con posibilidades de interactuar con otros, no tan cercanos, estableciendo
conexiones y compartiendo intereses. Todo esto tiene sentido gracias a la
ubicuidad, lo que resultará en la construcción de una red que es red de redes.
Una red sin personas, no puede ser, tal sin las conexiones con las herramientas
y los demás objetos que componen la red de Internet. Una red no puede existir
sin actividad frecuente.
¿Cómo construir propuestas educativas valiosas en tiempos de
ubicuidad?
En palabras de Burbules, la tecnología no es sólo una
máquina o un objeto en sí mismo, es siempre un objeto y cómo se utiliza. Así, proveemos de acceso a los jóvenes pero descubrimos que usan
la tecnología de una manera que no es la que pretendíamos en sus orígenes.
¿Cuál es entonces el significado de la ubicuidad? Las
tecnologías nos están volviendo omnipresentes, nos permiten estar conectados permanentemente y vincularnos en
red.
Sin embargo, la noción de ubicuidad tiene también otros significados. Por ejemplo, utilizamos la tecnología para expandir nuestra memoria, en algún sentido, más allá de su capacidad
finita, gracias a dispositivos tecnológicos.
Siguiendo a Dolors Reig: ¿Mi computadora me ha vuelto más
inteligente? ¿es ella parte de mi inteligencia?
La tecnología me posibilita contacto instantáneo con muchas
personas, juntos somos más inteligentes que cualquiera de nosotros separados, entonces, ¿podemos decir que la red distribuida de inteligencias es parte de mi inteligencia? Al ser
ubicua, de algún modo, podemos decir que sí.
Las TIC desafían los límites espaciales y temporales de las
escuelas, más allá del aula los jóvenes tienen acceso a una riqueza de
oportunidades de aprendizaje que sobrepasa por volumen y diversidad lo que
podría existir en cualquier aula o biblioteca escolar. En este escenario: ¿cómo se diluye la diferencia entre educación
formal e informal?
No es cuestión de poner computadoras en el aula, sino romper
los límites de lo que es el “aula” y dónde y cuándo realizan sus aprendizajes
más importantes los jóvenes hoy.
También significa que hay que llevar a la clase actividades
que involucren otras herramientas de aprendizaje y recursos, tal sería el caso
de los celulares, que hoy posen muchísimas funcionalidades más allá de hablar o
enviar mensajes de texto.
¿Hacia dónde tendríamos que ir?
Aprovechar la ubicuidad como oportunidad de aprendizaje a lo
largo de la vida, pensando la educación como un proceso continuo y en permanente
cambio.
Pensar a la escuela como una red distribuida de
conocimiento. Pensar que las escuelas no son el único y principal lugar en el
que hay aprendizaje, contemplar una noción de entorno como espacio de flujos en red que reconfiguran la posición de la escuela como nodo, más que como centro de aprendizaje. (Cristóbal Suárez)
Las tecnologías son poderosas herramientas colaborativas y
en red que rompen los límites espaciales y temporales de lo que entendemos como
un aula. Nociones como m-learning, PLE, redes sociales, MOOC, son ejemplos de nuevas formas de pensar el aprendizaje que son necesarios repensar en la escuela.