martes, 7 de febrero de 2017

¿Por qué trabajar en grupo y aprender en colaboración?

El aprendizaje colaborativo es una estrategia que tiene sus fundamentos en el aprendizaje sociocultural de Vigostky, con él permitimos que los estudiantes no sólo puedan intercambiar conocimientos sino también capacidades.
Las actividades colaborativas se constituyen en espacios de aprendizaje en los que los aportes de todos permiten la construcción de nuevos aprendizajes.

Siguiendo a Guitert y Simérez (2000), trabajar en grupo resulta ser un proceso en el que cada individuo aprende más de lo que aprendería por sí solo, fruto de la interacción de los integrantes del equipo. El trabajo colaborativo se evidencia cuando existe una reciprocidad entre el conjunto de individuos que saben diferenciar y contrastar sus puntos de vista. Así, existe también una fuerte importancia de “lo social” en el aprendizaje centrado en el intercambio comunicativo.

Por otra parte, Cabero (2003) define el aprendizaje colaborativo como “una metodología de enseñanza basada en la creencia de que el aprendizaje se incrementa cuando los estudiantes desarrollan destrezas cooperativas para aprender y solucionar los problemas y acciones educativas en las cuales se ven inmersos” (Cabero, 2003: 135).

A la luz de estas conceptualizaciones, la interacción y la construcción de consenso, la reciprocidad y responsabilidad de las acciones son elementos indispensables para el resultado final y éxito de un proyecto colaborativo.

A veces el equipo no trabajará como es esperado, y aparecerán en el proceso contratiempos como por ejemplo la falta de colaboración de algún integrante o el aprovechamiento del trabajo del otro.

Para minimizar estos contratiempos es importante considerar aspectos tales como: la motivación, la adecuada distribución de roles dentro del grupo y el andamiaje constante del tutor con la propuesta de pautas de trabajo para la comunicación, organización, seguimiento y dinamización del grupo.

La asignación de roles dentro de cada grupo colaborativo permitirá minimizar la posibilidad de que algunos integrantes tengan una actitud muy pasiva o por el contrario, demasiado activa no deja compartir a los demás. Por otro lado, maximizará la interdependencia entre los integrantes permitiendo a cada uno mostrar actitudes comunicativas y de interacción para compartir información e ideas para debatir e intercambiar puntos de vista y tomar decisiones para construir nuevos conocimientos.


Si bien no existe una única taxonomía para describir los roles al interior de un grupo, es importante señalar la necesidad de que algún integrante del equipo:


  • Tome la iniciativa con una primera intervención y comience a organizar la tarea.
  • Contribuya con información, ideas y material para comenzar la tarea.
  • Motive y aliente la participación de todos y se comunique con quienes no están aportando a la tarea.
  • Coordine la tarea, sintetizando los aportes de todos y comunicándose con el tutor/docente en caso de dudas del equipo.
  • Se ocupe de ultimar detalles y entregar la tarea cumpliendo los plazos establecidos.


Por ello, es que pensamos para esta actividad en la figura del “coordinador del grupo” que asuma este rol. Consensuar las tareas no es fácil, por lo que puede suceder que a lo largo de la actividad este rol sea asumido por otros integrantes del grupo.
Para finalizar, tengamos en cuenta que:

El aprendizaje colaborativo delega la responsabilidad del aprendizaje principalmente en cada integrante del equipo,  por lo que el éxito del mismo requiere no sólo del  trabajo arduo del tutor frente a la necesidad de planificar situaciones que  promuevan la comprensión y construcción compartida de conocimientos, sino también de una actitud activa, comprometida y responsable por parte de cada estudiante.



Referencias

CABERO, J. (2003). Principios pedagógicos, psicológicos  y sociológicos del  trabajo colaborativo: su   proyección en  la  teleenseñanza.  En Martínez, F. (comp.) (2003). Redes de comunicación en la enseñanza. Barcelona: Paidós, 129 -156.