Durante los últimos días de diciembre 2017 terminaba de leer la publicación Cuaderno: Infraestructura digital para educación. Avances y desafíos para Latinoamérica , exactamente 2 años después que salía la publicación, es decir, en diciembre 2015.
Sin dudas, la infraestructura digital es una componente central de las políticas de TIC para las escuelas, y los países de la región están dando pasos importantes en este sentido. No obstante, el alcance de los cambios propuestos por las tecnologías resultan de un impacto significativo en la vida social y cultural que es necesario no perder de vista por parte de los estados.
Aquí, las principales conclusiones del informe:
Sin dudas, la infraestructura digital es una componente central de las políticas de TIC para las escuelas, y los países de la región están dando pasos importantes en este sentido. No obstante, el alcance de los cambios propuestos por las tecnologías resultan de un impacto significativo en la vida social y cultural que es necesario no perder de vista por parte de los estados.
En este sentido, y luego de poco más de dos décadas de desarrollo de la infraestructura digital para educación, la región presenta avances significativos junto con grandes deudas en la conectividad y banda ancha para un grupo de países, especialmente en zonas rurales y sectores vulnerables. Los desafíos en esta materia son enormes y cambiantes.
Las decisiones sobre infraestructura deben ser "maduradas" por cada país acordes con su desarrollo digital y perspectivas educativas, regulando la influencia de los mercados tecnológicos y articulando los aportes de otras instituciones.
Aquí, las principales conclusiones del informe:
1. Los cambios tecnológicos y la experiencia en las escuelas durante las últimas décadas han moldeado los diferentes modelos que han dado forma a esta infraestructura en educación, como los computadores en laboratorios especiales; portátiles y pizarras interactivas en las aulas; y la provisión de netbooks y tablets directamente a los niños. Sucesivas generaciones de políticas públicas han contribuido a superponer estos distintos modelos en las escuelas, enriqueciendo cada vez más el acceso de los estudiantes tanto en sus escuelas como hogares.
2. La infraestructura en educación en la región presenta avances importantes a nivel de escuelas y hogares. Sin embargo, la realidad está lejos de ser homogénea: mientras hay países con indicadores más cercanos a los de países desarrollados, otros están muy rezagados. Se observan también marcadas diferencias de acceso al interior de la mayoría de los países de la región entre los distintos grupos socio- económico y entre sectores urbanos y rurales.
3. La infraestructura educativa está altamente relacionada con el desarrollo digital de los países, pues se potencian mutuamente. En muchos países, las políticas públicas han reforzado los procesos de masificación de las TIC en la sociedad y en educación en particular, pese a lo cual la región está aún lejos de los países más desarrollados, especialmente en lo que concierne a la masificación de Internet.
4. Las fuerzas de los mercados tecnológicos globales no están necesariamente alineadas con las necesidades de los sistemas educativos y las políticas requieren modular su influencia sobre las decisiones de infraestructura, al mismo tiempo que aprovechan su contribución a las mismas. Esta mediación es también necesaria en la relación de las políticas con otros agentes del ámbito educativo-tecnológico, como las organizaciones internacionales y el campo académico.
5. El desarrollo de la infraestructura digital requiere considerar todas sus dimensiones y no solo las decisiones sobre dispositivos, que es donde tienden a focalizarse las políticas. Estas otras dimensiones mínimas incluyen los espacios físicos, condiciones de seguridad, alimentación eléctrica, soporte técnico y administrativo, reciclaje de residuos y, por supuesto, acceso a Internet de banda ancha de buena calidad.
6. En un contexto de creciente consenso sobre la obligación de los Estados de garantizar el acceso a Internet y los derechos digitales de su población, especialmente la escolar, los gobiernos han implementado políticas de universalización que, en general, no han rendido los frutos esperados en la región; asimismo han dado creciente acceso a través de las escuelas, lo que ciertamente ayuda, pero también en cierta medida distorsiona, los usos educativos que se le debiera dar a la tecnología en su aulas.
7. Está emergiendo un escenario de creciente presencia y uso de dispositivos móviles en las aulas, especialmente netbooks y tablets, lo que estaría facilitando un mayor uso de la tecnología en las escuelas. En particular, el uso de tablets se está haciendo crecientemente popular, pero no hay todavía evidencia de que esté teniendo algún impacto. Los teléfonos celulares también son objeto de mucho
interés pues están disponibles en los bolsillos de los estudiantes, pero su utilización es más acotada y está, en general, prohibida en las escuelas.
8. Los países que distribuyen netbooks a sus estudiantes podrían tener que enfrentar una situación difícil de revertir: la salida de estos dispositivos del mercado. Ante este escenario, podría estudiarse políticas mixtas que focalicen la inversión pública en aquellos estudiantes que no puedan llevar sus propios dispositivos a la escuela (modelo BYOD). Sin embargo, este tipo de políticas obligaría a revisar el rol que deben tener los Estados para asegurar el derecho a una educación pública que incluye el acceso al conocimiento de Internet de manera igualitaria.
9. Por último, es difícil saber cuáles de las diversas tendencias que emergen en el horizonte tecnológico lograrán instalarse en el contexto educativo, pero hay dos que cabe mencionar pues actualmente están entrando con fuerza a las escuelas. La primera es el uso de los servicios en la nube para compartir aplicaciones, documentos y trabajo colaborativo; y la segunda es la programación de computadores asociada a proyectos que desarrollan artefactos basados en kit de robótica y makers.
Siguiendo a María Teresa Lugo (2012), podemos agregar que la extensión de las experiencias educativas más allá de las aulas, la creación de comunidades educativas diversas, el fortalecimiento de las modalidades colaborativas y horizontales a través de redes para la construcción del conocimiento, como la accesibilidad a materiales didácticos en diversos formatos, son elementos que la cultura digital, y en particular el aprendizaje móvil, aportan al diseño de nuevos modelos educativos. Estos factores son necesarios considerar en los sistemas educativos cuando hablamos de una integración tecnológica, pues no alcanza con la entrega de dispositivos.
A modo de síntesis, en Latinoamérica se evidencian políticas públicas de fuerte contenido tecnológico, pero estas transformaciones aún tiene que impactar en los ámbitos de educación formal, que asuman el desafío de planificar y gestionar políticas TIC, programar y evaluar los sistemas educativos, incorporar innovaciones didácticas en contexto que trasciendan el último hallazgo digital, y por supuesto, no olvidar la formación de recursos humanos que hace a la comunidad educativa en esta cultura digital.
A modo de síntesis, en Latinoamérica se evidencian políticas públicas de fuerte contenido tecnológico, pero estas transformaciones aún tiene que impactar en los ámbitos de educación formal, que asuman el desafío de planificar y gestionar políticas TIC, programar y evaluar los sistemas educativos, incorporar innovaciones didácticas en contexto que trasciendan el último hallazgo digital, y por supuesto, no olvidar la formación de recursos humanos que hace a la comunidad educativa en esta cultura digital.