sábado, 21 de agosto de 2021

Pensar los entornos virtuales (aulas virtuales) en escenarios híbridos o combinados

Sin dudas, el desafío de la educación superior es trabajar en propuestas complejas y ricas que den lugar a aprendizaje más profundos y enriquecedores.

En este último año hemos podido experimentar que es posible generar propuestas de enseñanza poderosa en el marco de la modalidad en línea, aunque queda aún un camino por recorrer.

Experimentamos también que no alcanza con instalar plataformas virtuales de aprendizaje: es necesario pensar integraciones de metodologías y aplicaciones que impliquen superar la "estandarización" tecnológica para sumergirse en el diseño y la experimentación.

Para que sea relevante la educación en línea tiene que (Maggio, 2013):
  • reconocer tendencias culturales y epistemológicas, 
  • apoyarse en tecnologías de vanguardia, y 
  • experimentar y crear originalidad pedagógica que pueda ser ejemplar para el resto del sistema.
Las tendencias culturales en las que hoy participan nuestros estudiantes son sostenidas por tecnologías en los más variados dispositivos y entornos. Los movimientos que los entornos inmersivos (no lineales e interactivos) generan, se expanden en producciones que devienen de formas textuales, imágenes, audio, video, que se resignifican en comunidades no necesariamente académicas o formales. 

Si pensamos en crear y experimentar genuinamente con tecnología un espacio de enseñanza y aprendizaje en línea, debemos partir de considerar un entorno virtual compuesto básicamente por cuatro dimensiones: las actividades o tareas, los materiales didácticos u objetos de aprendizaje digitales, los procesos comunicativos y la tutorización (Area, 2018):

Los entornos educativos online o virtuales debieran facilitar procesos de aprendizaje basados en la actividad y construcción del conocimiento (Gros, 2002; Mauri y Onrubia, 2008). Esto implicará que dichos entornos se organicen y demanden a los estudiantes la cumplimentación de tareas o actividades de diversa naturaleza, más que la mera recepción de contenidos o informaciones (Cabero y Román, 2006).

Los entornos de docencia virtuales deben incorporar materiales didácticos caracterizados por presentar el conocimiento mediante lenguajes y formatos variados como son los textos, las imágenes, los audiovisuales, las animaciones (Cabero y Gisbert, 2005).

Los entornos de aprendizaje virtuales deben ser escenarios de comunicación e interacción social ricos, variados y en permanente interacción entre los estudiantes y el docente (Revuelta y Pérez, 2009Suárez y Gros, 2013)

La función docente principal, además del diseño del entorno, consiste en animar, tutorizar y evaluar las actividades de participación social y producción intelectual de los estudiantes ( Adell y Sales, 1999). En otras palabras, saber gestionar la interacción social del grupo clase y de cada uno de los estudiantes, evaluándolos de forma continuada en su experiencia de aprendizaje en dicho entorno o aula virtual Gisbert (2002).

¿Estamos pudiendo construir propuestas que desde el diseño capturen todas estas posibilidades que las dimensiones de un entorno virtual e inmersivo nos ofrecen?

Pensar en construir prácticas en línea que apuesten a la creación de entornos virtuales inmersivos, y a nivel institucional, es una arista relevante en el abordaje de una educación híbrida de la que mucho se habla en estos tiempos de alternancia.


Referencias: 

Area, M., San Nicolás, B., y Sanabria, A. (2018). Las aulas virtuales en la docencia de una universidad presencial: la visión del alumnado. RIED. Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 21(2), pp. 179-198. doi: http://dx.doi.org/10.5944/ried.21.2.20666

Maggio, M. (2013). Sobre cómo la educación a distancia puede ayudarnos a re-concebir la educación superior: https://cdn.educ.ar/repositorio/Download/file?file_id=60bf290d-b46c-4edf-aadd-cd555f59f7e0